Sexta aparición de la Virgen en Fátima

Sexta aparición de la Virgen

13 de Octubre de 1917

Ese día había muchísima gente (unas 70.000 personas), bajo una lluvia torrencial. Los pastorcillos volvieron a pasar por medio de la multitud con mucha dificultad. Por el camino, las escenas del mes pasado, más numerosas y conmovedoras. Ni el barro de los caminos impedía a la gente arrodillarse en actitud humildad y suplicante ante los pequeños pastores.

Llegados ya a Cova de Iría, junto a la encina donde se había aparecido la Virgen en las anteriores apariciones, los pastorcillos comenzaron a rezar el Rosario acompañados por todos los que allí estaban. En seguida la Virgen apareció sobre la encina.

-¿Qué es lo que usted me quiere? .- dijo Lucía.

-Quiero decirte que hagan aquí una capilla en honor mío, que soy la Señora del Rosario, que continúen rezando el Rosario todos los días. La guerra está acabándose y los soldados volverán pronto a sus casas. .- respondió la Virgen

Y tomando aspecto más triste dijo:

-Que no ofendan más a Dios Nuestro Señor, que ya está muy ofendido.

Abriendo sus manos las hizo reflejar en el Sol, y en cuanto se elevaba continuaba el brillo de su propia luz proyectándose en el sol.

-Miren al sol .- grito Lucía a la multitud inducida por un impulso interior, tal como nos explicaba después la pequeña Lucía.

Se da entonces el milagro del Sol prometido tres meses antes, como prueba de la verdad de las apariciones de Fátima. La lluvia cesa y el Sol por tres veces gira sobre sí mismo, lanzando a todos los lados fajas de luz de variados colores: amarillo, lila, anaranjado y rojo. Parece a cierta altura desprenderse del firmamento y caer sobre la muchedumbre. Al cabo de diez minutos de prodigio toma su estado normal. Entretanto, los pastorcitos eran favorecidos por otras visiones.

Después de desaparecer Nuestra Señora en la inmensidad del firmamento, los pastorcillos vieron al lado del Sol a San José con el Niño y a Nuestra Señora vestida de blanco con un manto azul. San José con el Niño parecían bendecir al mundo, pues hacían con las manos unos gestos en forma de cruz.

Poco después, pasada esta Aparición, vieron a Nuestro Señor y a Nuestra Señora, según los pastorcillos en forma de la Virgen de los Dolores. Nuestro Señor parecía bendecir al mundo de la misma forma que San José.

Se disipó esta aparición y ahora según nos cuenta Lucía le parecía ver todavía a Nuestra Señora en forma semejante a Nuestra Señora del Carmen.